El exjefe de la policía uniformada entregó su versión a la fiscalía en el caso donde se investiga la responsabilidad de mando y dijo que Yáñez, entonces director de Orden y Seguridad, y el subdirector en esa época, “bajaban” las instrucciones a las comisarías, por ejemplo.
A casi cuatro años del estallido, la investigación por presunta responsabilidad de mando en las lesiones a civiles entra en una etapa de definiciones en la Fiscalía Metropolitana Centro Norte, que tiene que determinar si va a formalizar o no al general director de Carabineros Ricardo Yáñez, a su antecesor, Mario Rozas, y a otras exautoridades de gobierno.
Se analiza la posible negligencia por omisión. Y, en esa línea, la fiscal de alta complejidad Ximena Chong acumula antecedentes y declaraciones en el expediente para definir los roles de los indagados y sus posibles responsabilidades penales. Es así que entre el 24 y 31 de julio le tomó declaración a Rozas, quien describió las medidas que se adoptaron en materia de seguridad y derechos humanos durante el estallido. En el interrogatorio —un documento de 70 páginas al que accedió “El Mercurio”—, Rozas aclara que no tenía funciones operativas y que, principalmente, impartía instrucciones a otros mandos, otorgando un rol clave al exdirector de Orden y Seguridad (Dioscar) y actual general director de Carabineros, Ricardo Yáñez. La información es relevante para el Ministerio Público, ya que Yáñez aún no entrega su versión judicial, luego de acogerse a su derecho a guardar silencio ante la fiscal Chong. “De acuerdo a la contingencia inédita que estábamos viviendo, de múltiples actos de violencia y ataques violentos en general, acá se utilizaron todos los medios disponibles para impartir las instrucciones”, dijo Rozas. Estas, expresó, siempre se entregaron a favor de los derechos humanos e incluso con un llamado al “autocontrol” de los funcionarios. Afirmó que, “en forma reiterada y redundante, se impartieron estas instrucciones, las impartía yo por delegación del mando al subdirector (Diego Olate) y al director de Orden y Seguridad, Dioscar, (Ricardo Yáñez) y ellos, a jefes de zona y prefectos, ellos las complementaban con alguna otra instrucción”. Protocolos, uso de la fuerza y excesos Pero más allá de las actuaciones de los altos mandos le indicó a la persecutora que todos los pasos de los funcionarios debían enmarcarse en protocolos. Y vigilaban que “se diera cumplimiento a la circular sobre uso de la fuerza, que se cumplieran todas las instrucciones contenidas en este protocolo de actuación (…). Esto yo lo verificaba en terreno cada vez que me desplegaba por algún sitio del suceso, principalmente, en la Región Metropolitana, al principio, y luego por regiones”. Sobre el uso de armas de fuego, puntualizó: “Recuerdo que, en ocasiones, hubo que replegar al personal por falta de stock de agua, disuasivos químicos y municiones de escopeta antidisturbios. En esos casos, aumentaron los daños materiales y lesiones hacia los Carabineros. No tengo noticias que se hayan usado armas de fuego —revólveres o pistolas— por Carabineros para mantener alguna posición. Ni en casos justificados se hizo uso”. Y agregó, en ese sentido, que “el autocontrol de los Carabineros, a mi juicio, fue el esperado y el control, supervisión de los mandos directos, también, para la crisis que vivimos”. Pero reconoció que, “evidentemente, tengo conocimiento y me duele saber que hubo excesos, tanto de civiles como de funcionarios de la institución y está bien que hayan sido sancionados y otros que están aún pendientes de juicio, deben serlo. Ya que nuestras instituciones deben funcionar y las leyes cumplirse”. “El país logró salir adelante y duermo con la tranquilidad de poder afirmar que dimos todo el corazón en nuestra profesión vocacional para cuidar a toda la población y colaborar para que hoy sigamos teniendo un Estado democrático y de Derecho”, comentó. “Control de operaciones policiales” Asimismo, indicó que los antecedentes que recibía eran proporcionados por Yáñez. “Bueno, como la premisa era ejercer un control sobre las operaciones policiales, la forma de verificación era de acuerdo a lo que se me informaba. Me llegaba también algún documento con las novedades y resultados entregado por el Dioscar”. Por ejemplo, mencionó, “resúmenes estadísticos” que después revisaba en terreno. Sobre las coordinaciones para estrategias de orden público con el gobierno, afirmó que tenían foco en derechos humanos: “El ministro del Interior me oficiaba, consultaba y disponía sobre algunas materias determinadas. El detalle se veía a través del subsecretario del Interior con el Dioscar”. En otra parte de su declaración, reiteró que intervenía solo a nivel superior, sin llegar a instancias operativas en orden público. Y, respecto de funciones en estrategias, descartó participación en diseño y evaluación. “Por delegación de mando, lo ve estratégicamente el Dioscar que, a su vez, por delegación de mando recae esta labor en jefes de zona, prefectos y comisarios, hasta llegar a la unidad base, que es el retén en Carabineros”, sostuvo. Según Rozas “la primera instrucción fue mantener un férreo control de las operaciones policiales, control sobre el personal desplegado en la población que mantenía el orden público. Se apeló al autocontrol y a que los mandos operativos ejercieran un real o efectivo control sobre el personal desplegado”, dijo. Solo pidió información de casos puntuales Dijo, además, que Yáñez y el subdirector Olate, “cuando había algún exceso o abuso, ellos también me lo informaban”. Agregó sobre este punto que se instruyó informar de lesionados civiles, abrir sumarios internos y entregar todos los antecedentes al Ministerio Público. Relató que, igualmente, ordenó mantener informada a la comunidad: “Esas fueron las instrucciones que impartí al general subdirector y Dioscar, y ellos complementaban estas instrucciones y llegaban hasta el nivel operativo, como lo es la comisaría”. No obstante, al ser consultado sobre casos de lesiones específicas a civiles, refirió no tener detalles. Pero reconoce que pidió antecedentes sobre las lesiones oculares a Gustavo Gatica y la senadora Fabiola Campillai. Para Yáñez “el autocontrol de los carabineros, a mi juicio, fue el esperado y el control y supervisión de los mandos directos, también, para la crisis que vivimos”. Valoró que no se usaran armas de fuego. Revisión de procedimientos e “inframarchas” También describió los controles o evaluaciones en el gobierno, sobre las funciones policiales: “Dada la contingencia del día a día, ya la ausencia de crítica era positiva para la institución”. Aunque agregó que de todas formas tomaron medidas de perfeccionamiento de “procedimientos y protocolos”. La fiscalía le consultó respecto a inteligencia policial y búsqueda de información. A lo que respondió que “no recuerdo haber indicado el cómo. Solo indiqué el ‘qué’. Porque asumo que los especialistas saben hacer su trabajo. Reiteraba el actuar bajo estricto apego de las normas legales”. En ese contexto, se refirió a los policías “inframarcha”. Detalló que se trató de potenciar la “persecución penal inteligente” y que “era muy complicado detectar e identificar a quienes lideraban y organizaban los encapuchados y primera línea. Yo dispuse por delegación de mando a Dioscar este trabajo”. A lo cual se sumó el trabajo de drones. Descartó imposiciones del gobierno en decisiones: “Se conversaba mucho en el ámbito operativo entre Dioscar y subsecretario y yo que también tuve reuniones con el Ministro del Interior, pero finalmente la decisión operativa recaía en el General Director. Nunca recibí una insinuación o una orden”. Asimismo, planteó que mantenía con el alto mando reuniones periódicas en consultivos de generales, donde se informaba de recursos y se definían apoyo a las tropas en sus necesidades.
Fuente: Emol.com